viernes, 13 de abril de 2007

POR DON AGUSTÍN FRAGERO

A su nieto Agustín Fragero Muñoz

Tengo grabado un recuerdo desde niño. En cada ocasión en que la familia se reunía se producía el mismo hecho. A la hora de hacer algún brindis, mi padre no olvidaba hacerlo “POR DON AGUSTÍN FRAGERO”. Como el protocolo venía desde pequeño no prestaba demasiada atención, pero llegó un día en que mis pensamientos eran más perspicaces y le pregunté a mi padre el porqué. No dudó un momento en decirme: Don Agustín Fragero era un hombre sencillo, noble y cordial, de una generosidad amplia, de una elegancia y personalidad innata, esas que no se pueden comprar en un mercado pues se nace así y de un sentido del humor único. En uno de los poemas de mi padre dice textualmente el fragmento:

¡Tiempos del Gran Teatro! La Córdoba noctámbula
escribía su historia en el café “La Perla”
y entre música y versos se hablaba de política...
Don Agustín Fragero contaba sus anécdotas.
¡Tiempos del Gran Teatro! Ramper, Castex, la Imperio.
Marcos Redondo...y tantos que pisaron su escena
y del arte divino dejaron en sus tablas
con la voz del recuerdo las luces de sus huellas.

Don Agustín Fragero fundó la Óptica Fragero en 1902. Le sucedieron sus hijos. Entre ellos Pepe, “el caballero de la noche”, un homenaje a las horas habituales de salir acompañado de su perra “Piñonera”.

¡Que intuición la de D. Agustín! Hay personas que para llegar a una conclusión, pueden tardar un tiempo considerable. A él le bastaba poco tiempo para encontrar una salida airosa prendida de humor e ingenio.
No es que usara el humor como estandarte, era una especie de finura con iniciativa la que desprendía en todo momento, para evitar que el problema se convirtiera en tal. De todos es sabido que cuando nos juntamos en grupo, para debatir algo, la discusión acarrea más problemas que soluciones. Don Agustín llegó a saber las debilidades humanas y fue un pozo de sabiduría al que frecuentemente muchas personas acudían, buscando ese desenlace final que por más vueltas que ellos le daban al asunto no encontraban. Sin embargo, sabiamente los conducía hacia un remate ingenioso.

Era amigo de improvisar en momentos difíciles. Posiblemente la frase adjudicada a Mark Twain sobre las faltas de ortografía, pudiera ser de él “No respeto a nadie que no pueda escribir una palabra de formas distintas”. Don Agustín Fragero no era un cuentachistes. Contaba o decía anécdotas propias de la vida, pero las contaba enteras, desde un principio hasta un final y con propiedad, aunque esta estuviera saliendo por primera vez de su intelecto. Hay personas que al referir una historia se decantan por contar los detalles que recuerdan, inventando el resto, dejando la delicia que pueda tener una historia en algo burdo y sin sentido, con muchos titubeos de cabeza y expresiones con las manos, intentando esclarecer lo que ni ellos mismos acaban de decir. Como la de aquel predicador que dijo: “anoche tuve en mis brazos a la mujer de otro nombre”; algunos se llevaron las manos a la cabeza y no era nada más ni nada menos que su propia madre. Ingenio, conocimiento, sabiduría para entender las cosas tal cual son: sin incertidumbres.

Recojo del académico Antonio Losada Campos, unas palabras de u articulo de “Mis paseos” con Pío Baroja: “Agustín Fragero, el viejo óptico establecido de antiguo en la calle Gondomar, mitad científico, mitad inglés, noctámbulo empedernido, soñador y cordobés cien por cien, sabedor de todas las viejas consejas cordobesas y conocedor de todos los rincones y así como el mejor introductor en la ciudad de escritores y artistas. Fue quizá el mejor amigo de D. Pio Baroja y tal vez debiera al mismo muchas de las notas que le sirvieron para hacer las felices descripciones del viejo ambiente de la Córdoba de “La feria de los discretos”.
“Casi ná”. Un retrato único el que describe aquí el académico. Una vez dicho algunos rasgos esenciales en la vida de D. Agustín Fragero quiero traer a colación algunas muestras de dolor expresadas en noticieros ante su muerte porque son dignas de que se conozcan:
“Era Agustín Fragero” ¿Quién no lo conocía en Córdoba? “Su ingenio chispeante deja entre nosotros el regusto de un rico anecdotario” “Agustín Fragero, cordobés cien por cien, caballero ejemplar, laborioso y amable, buen esposo; amigo de los amigos; cariñoso con los conocidos; hospitalario con el forastero; espléndido en su hogar; generoso con todos...
Muchos folios se podrían llenar con los nombres ilustres que llegaron desde muchos lugares para su funeral. Cito uno solo: Ramper, el genial actor que era más universal y seguramente admirado por todos los asistentes, no omito con eso la galería de honorables amigos que lo acompañaron en su duelo aquella tarde dorada de Marzo cuando un largo cortejo iba a la Parroquia de San Nicolás. Al término de este, se portó el féretro, hacia la puerta del establecimiento dónde D. Agustín consumió su vida de trabajo, se mezclaron multitud de gentes, silenciosas, sin más voz que la del cariño hacia él, sin otro requerimiento que el de su simpatía, sin mejor llamamiento que el de la amistad profunda y sincera que alcanza UN HOMBRE más allá de la muerte.
POR DON AGUSTÍN FRAGERO

1 comentario:

Anónimo dijo...

Interesante, muy interesante la vida de este señor.