lunes, 26 de marzo de 2007

LAS TABERNAS Y LOS POETAS


Desde la antigüedad los Goliardos aquellos clérigos descreídos glorificaron
la taberna como lugar de adoración al vino y por supuesto, convencidos que
esta, era el lugar de residencia de la poesía, el templo de las Musas y del
dios Baco.

Posiblemente esta vinculación no esté muy lejos de la realidad, ya que
muchos poetas han buscado refugio en estos establecimientos, desde franceses
como Baudelaire y Rimbaud que gran parte de sus inspiraciones literarias
están muy cerca de la taberna, o como Willian Blake que en versos a su madre
decía que la taberna era mas sana que algunos lugares de más devoción.


Baudelaire persona martirizada por el alcohol escribió: "Para no ser
esclavos... ¡Embriagaos! ¡de vino poesía y amor!


La lista de escritores es extensa, Francis Scott Fitzgerald, también
encontró refugio en este néctar que tomado con moderación suele ser
conveniente como dice el Dr. Concha, para ciertas enfermedades.


El autor de Bajo el Volcán Malcom Lowry, se debe incluir en esta casta de
escritores ya que la bebida no lo dejaba terminar alguna de sus novelas.
Pero fue sin duda uno de sus más fervientes asiduos el gran Edgar Allan Poe,
autentico genio como escritor, aunque sus alucinaciones literarias estaban
íntimamente ligadas con el alcohol, que como dijo Savater: "Poe fue el
constructor de las pesadillas oscuras".


En la lista no pueden faltar Faulkner, Miller ya que sus escritos están
impregnados en demasía entre bares y alcohol así como los de la escritora,
la radiante Leonora Carrington, que escribió sus memorias bajo tales
efectos.


Otros no contentos con las bebidas que se les ofrecían, recurrían a brebajes
hechos por ellos, eso sin dejar de frecuentar los lugares y así Truman
Capote, ahora tan vuelto a reconocer por la pelicula, falleció por una de su
invención y de todos es conocida la afición de
Heminway a sus famosos mojitos dobles que se les llamó "Papas" y a sus
"daiquiri"pero doble, tomados en la
Bodeguita de En medio o la Floridita en la ciudad de La Habana.


No es mi intención el autoproclamarme juez de tan doctos y excelentes
escritores sino tan solo, hablar de las tabernas tan numerosas y arraigadas
a la vida social de nuestra ciudad.


En la taberna hoy día se suelen concentrar, amén de escritores y "cantaores"
todo tipo de personas, quizá buscando un poco como la "soleá" y "la serrana"
que se esconden en el fondo misterioso de la taberna.


Es en ese deambular de personas donde parece que se olvidan los problemas.
Hoy día la taberna es propicia para la tertulia, todos conocemos dónde
existen, el día, la hora y salvo raras excepciones, todas abiertas a cuantas
personas deseen concurrirlas. Se habla de poesía, pero también de toros,
fútbol, y creo que salvo leves comentarios, casi nunca se habla de política
o religión. Son temas demasiado delicados para llevarlos a estos lugares,
para esas materias existen otros escenarios, pues por las pasiones que
encienden romperían el ambiente relajado de un lugar construido para ser un
punto de encuentro.



Por eso la taberna funciona en base a la cortesía de un tabernero que bien
puede ser un "filosofo de la vida". Es normal, sobretodo en Andalucía, oír
el rasgueo de una guitarra acompañado por algún "cantaor".


Por eso la consigna de poetas y escritores, no debe ser beber, escribir y
vivir. Las tabernas, tienen un arraigo de siglos, que han ido
transformándose con el gusto y las exigencias del publico que las visita.
¡Cuántas tradiciones y misterios se ocultan en ellas!, ¡Cuánto disfrutamos
enseñándolas a los que visitan nuestra ciudad!. ¡Cuantas caras de
satisfacción vemos cuando el turista se va!.


Las musas no tienen porque tener ojeras oscuras y oler a humo de cigarrillo,
si están allí por algo será.

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